A menudo, la Fisioterapia se relaciona con la rehabilitación osteomuscular o neurológica en contextos como el deporte o la consulta externa, pero lo cierto es que el papel de los profesionales en esta disciplina trasciende los imaginarios comunes y va mucho más allá. En especial, en el ámbito clínico y hospitalario.
¿Qué es la fisioterapia?
La WCPT (Confederación Mundial de la Fisioterapia) define la fisioterapia como “una profesión de atención de la salud que se ocupa de la función y el movimiento humano y de maximizar el potencial físico”. Esta definición abarca desde el trabajo preventivo hasta la recuperación funcional en situaciones críticas de salud.
La fisioterapia clínica: primordial en hospitales y unidades de cuidado intensivo (UCI)
El fisioterapeuta clínico – asistencial atiende a pacientes que presentan alteraciones en funciones vitales como la respiración, a causa de las cuales acuden a servicios de urgencias en donde podrán ser hospitalizados o internados en UCI, bien sea que se trate de adultos, recién nacidos o pacientes pediátricos.
Entre las funciones del fisioterapeuta en el área clínica se encuentran:
- Evaluación fisioterapéutica integral
- Intervención en áreas cardiopulmonar, osteomuscular y neurológica
- Participación en equipos interdisciplinarios de profesionales de la salud
- Apoyo en estrategias de prevención y educación
- Toma de muestras para exámenes diagnósticos
Todas las actividades anteriores giran en torno a un denominador común, un objetivo claro: recuperar la salud, potenciar el movimiento corporal y favorecer la calidad de vida de los individuos dentro de su rol social y familiar.
Trascender la técnica con empatía
Sin lugar a duda, las técnicas terapéuticas son parte fundamental del trabajo del fisioterapeuta clínico, pero no son las únicas habilidades relevantes. La capacidad de acompañar a los pacientes y las familias en momentos de vulnerabilidad es igual de crítica, teniendo en cuenta que las alteraciones tratadas pueden causar dolor, afectaciones laborales y hasta económicas.
Además, el fisioterapeuta asistencial desarrolla su labor en un ambiente que puede tornarse hostil por estar mediado por la presión. Es constante vivir situaciones de emergencia donde la toma de decisiones y la acción deben darse de manera inmediata.
Ejemplo de ello fue la pandemia, época en la que la labor del fisioterapeuta asistencial se hizo más visible en el área clínica por ser este un actor de primera línea, y por desarrollar su labor en intervenciones directas con el paciente. Desde el ingreso de los pacientes por el servicio de urgencias hasta el retorno a casa, incluyendo la etapa de rehabilitación y reacondicionamiento físico, estuvo involucrado en la recuperación funcional de los afectados por el COVID-19.
Presentes en la adversidad
A diferencia de lo que ocurre en el ámbito deportivo o de consulta externa, el fisioterapeuta asistencial no basa la mayoría de intervenciones hacia la prevención y promoción en salud, sino hacia la recuperación de las alteraciones causadas por patologías ya instauradas. Es decir, trabaja en condiciones de ausencia de salud, teniendo que afrontar intervenciones en medio del dolor mental y emocional del paciente.
De esta manera, el fisioterapeuta se convierte en el apoyo terapéutico del paciente y la familia para recuperar su funcionalidad e independencia a través del reacondicionamiento físico y todo lo que ello implica desde la kinesiopatología, pero también es un importante baluarte psíquico y emocional, lo cual lo convierte en un profesional integral que trabaja enfocado en recuperar la calidad de vida del individuo y la sociedad.
La fisioterapia asistencial entonces, se convierte en una profesión de acciones de amor diario, una vocación que transforma el dolor en esperanza y la incertidumbre en consuelo.
Escrito por:
Janneth Milena Avendaño Vanegas
Docente de Fisioterapia de la ECR




