Dentro del marco de las ciencias transversales, la Escuela Colombiana de Rehabilitación (ECR) impulsa intercambios académicos donde lo científico, lo pedagógico y lo social convergen en un mismo espacio.
Recientemente, tuve la oportunidad de diseñar y dictar un curso para la especialización en Fisioterapia del Deporte, cuyo propósito fue acercar a los estudiantes a los fundamentos biológicos y terapéuticos del plasma rico en plaquetas (PRP), las células madre mesenquimales y los exosomas: tres estrategias emergentes con gran potencial en la cicatrización de tejidos.
Más allá de la teoría, el verdadero valor del curso estuvo en su capacidad de promover la reflexión ética y social, al enlazar el conocimiento científico con los retos del contexto colombiano y las responsabilidades del ejercicio profesional en salud.
Ciencia aplicada: del laboratorio al razonamiento clínico
El curso no se limitó a una revisión bibliográfica de los avances terapéuticos. Los estudiantes participaron en una práctica de laboratorio enfocada en la obtención y preparación del PRP, observando de primera mano cómo una muestra de sangre puede convertirse en una herramienta potencial para la recuperación funcional y la reducción del dolor en lesiones deportivas.
Durante la experiencia, se analizaron los mecanismos moleculares de estas terapias:
- La activación de factores de crecimiento por parte del PRP.
- La modulación de procesos inflamatorios por las células madre.
- El rol de los exosomas como mensajeros intracelulares en la reparación tisular.
Esta mirada transversal permitió integrar la biología celular y molecular con la práctica clínica, sin perder de vista la complejidad del entorno social y regulatorio colombiano.
Ética y responsabilidad social en la práctica clínica
Otro de los ejes centrales del curso fue el análisis ético del uso de terapias emergentes. En un sistema de salud como el colombiano, que busca mantenerse actualizado, pero también carga con limitaciones estructurales de acceso, regulación y recursos, la responsabilidad profesional adquiere un valor esencial.
El debate giró en torno a preguntas como:
- ¿Qué implicaciones tienen estas terapias regenerativas para la práctica clínica local?
- ¿Qué tan sólida es la evidencia científica que respalda su uso?
- ¿Qué ocurre cuando tratamientos que aún están en estudio se presentan como soluciones definitivas en un mercado ávido de resultados inmediatos?
- Como profesionales de la salud, ¿qué responsabilidad tenemos al comunicar con honestidad los alcances y limitaciones de estas terapias?
Las discusiones fortalecieron la autonomía personal y la toma de decisiones clínicas fundamentadas, componentes esenciales de una práctica ética.
Interdisciplinariedad: un diálogo entre ciencia y sociedad
El análisis de temas como el PRP y las células madre demostró que la interdisciplinariedad trasciende el discurso abstracto y se convierte en una práctica concreta. La cicatrización y la recuperación funcional reúnen a fisioterapeutas, médicos, biólogos, químicos, ingenieros e incluso legisladores para generar sinergias entre ciencia, normatividad y bienestar social.
Así, los estudiantes reafirmaron que la ciencia no se desarrolla en aislamiento: avanza en interacción constante con las realidades sociales, económicas y culturales.
La docencia como puente entre investigación y transformación social
Esta experiencia reflejó el valor de la enseñanza participativa y el aprendizaje colaborativo. No se trató únicamente de transmitir conocimientos, sino de abrir un espacio para el debate informado, donde se compartieron experiencias clínicas, se cuestionaron certezas y se exploraron nuevas perspectivas.
Las preguntas que surgieron —sobre estandarización de protocolos, variabilidad en los resultados clínicos o accesibilidad en distintos contextos— revelaron una inquietud profunda a nivel científico, ético y profesional. ¿Es esta terapia aplicable más allá de los contextos de élite deportiva? ¿Qué barreras enfrentan los fisioterapeutas para implementarlas de manera responsable en la práctica cotidiana?
Dichas reflexiones fortalecieron la comprensión de que un fisioterapeuta que domina los mecanismos de señalización celular, las fases del proceso de cicatrización y las características del tejido lesionado está en mejor posición para evaluar críticamente las terapias emergentes y tomar decisiones clínicas basadas en evidencia.
Conclusión: formar profesionales críticos y comprometidos
En definitiva, dictar este curso fue una experiencia profundamente enriquecedora que me confirmó que, al entenderse como espacios de encuentro entre disciplinas, las ciencias transversales se convierten en motores para formar profesionales reflexivos, autónomos y comprometidos con un ejercicio ético y riguroso de la salud en el deporte.
En este proceso, la cicatrización deja de ser solo un fenómeno biológico, para convertirse en un territorio donde ciencia, ética y sociedad se encuentran, se cuestionan y se enriquecen mutuamente.
Escrito por:
Eliana Mitzin Parra Pérez
Profesora Componente Básico – Ciencias Transversales




