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Realidad virtual: aplicaciones en las prácticas clínicas

Profesional de la salud con bata usando gafas de realidad virtual durante una práctica de simulación clínica.

La realidad virtual (RV) se ha convertido en una herramienta estratégica para la educación superior en salud. Al simular entornos realistas y controlados, esta tecnología ha abierto nuevas posibilidades para el aprendizaje práctico, la toma de decisiones y el fortalecimiento de competencias clínicas en ambientes seguros y personalizados, permitiendo que los estudiantes estén mejor preparados a la hora de enfrentarse a pacientes reales.

¿Por qué la RV cambia el aprendizaje clínico?

Tradicionalmente, las prácticas clínicas estuvieron sujetas a factores como la disponibilidad de escenarios y se aplicaron bajo un esquema de supervisión directa, dados los riesgos propios del entorno real. La RV ha superado estas limitaciones gracias a su capacidad de ofrecer experiencias inmersivas repetibles, con retroalimentación inmediata y niveles de dificultad ajustables al progreso de cada estudiante.

Beneficios clave de la RV en la formación en salud

Uno de los grandes aportes de la RV es su capacidad para mejorar tanto las habilidades técnicas como las blandas, esenciales en el ejercicio clínico. A continuación, se destacan algunos de sus beneficios principales:

  • Seguridad y confianza: los estudiantes pueden equivocarse sin consecuencias reales, lo cual reduce el miedo al error y fortalece su confianza.
  • Exposición a casos diversos: la RV permite simular patologías y situaciones clínicas poco comunes en la práctica tradicional.
  • Desarrollo de competencias blandas: mediante la interacción con pacientes virtuales, se fomenta la comunicación efectiva, la toma de decisiones, la ética profesional y el trabajo en equipo.
  • Evaluación objetiva: el desempeño del estudiante puede ser monitoreado y evaluado en tiempo real, lo que mejora la retroalimentación formativa.

Aplicaciones en rehabilitación y áreas clínicas

En programas como Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Terapia Respiratoria y Neurorrehabilitación, la realidad virtual ha demostrado ser particularmente útil. Permite entrenar la evaluación funcional, practicar maniobras de intervención y visualizar estructuras anatómicas en 3D. Además, se usa con los propios pacientes como herramienta terapéutica, mediante juegos interactivos o simulaciones de actividades funcionales de la vida diaria que promueven la adherencia al tratamiento.

Así, los estudiantes no solo adquieren habilidades técnicas, sino que aprenden a integrar la tecnología en su práctica clínica, ampliando sus competencias en innovación y abordaje integral del paciente.

Retos de implementación (y cómo abordarlos)

Como es natural, la implementación de la realidad virtual en contextos educativos también presenta desafíos. Entre ellos se encuentran los costos de inversión elevados en equipos, la capacitación docente, la integración curricular y la validación científica de los entornos virtuales. No obstante, muchas instituciones están avanzando hacia modelos híbridos de formación que combinan la experiencia presencial con entornos virtuales, potenciando lo mejor de ambos mundos.

Con miras a la implementación adecuada de esta tecnología en el sector salud, se sugiere:

  1. Definir objetivos de aprendizaje medibles por competencia
  2. Planear rúbricas y métricas de evaluación  
  3. Alinear casos de simulación con contenidos y rotaciones clínicas
  4. Programar espacios continuos de capacitación docente y soporte técnico

A corto y mediano plazo, se espera que la RV se integre de manera sistemática en los planes de estudio, complementándose con inteligencia artificial, realidad aumentada y otras tecnologías emergentes. Esta convergencia tecnológica no solo mejorará la calidad del proceso formativo: fortalecerá la preparación de los futuros profesionales de la salud para enfrentar entornos clínicos cambiantes, apoyados por tecnología y centrados en el paciente.

Conclusión: hacia una formación clínica más segura

La realidad virtual está revolucionando las prácticas clínicas en la educación superior en salud. Su capacidad para ofrecer experiencias seguras, inmersivas y adaptativas favorece el desarrollo integral de los estudiantes, permitiéndoles enfrentarse a desafíos reales desde simulaciones controladas. Esto no solo mejora su competencia profesional, sino que también contribuye a una atención más segura, ética y eficiente para los pacientes.

Las instituciones educativas deben seguir apostando por la integración de estas tecnologías, asegurando su uso pedagógico, ético y alineado con las exigencias del mundo real. Lejos de reemplazar la experiencia clínica tradicional, la realidad virtual la complementa y enriquece, marcando el camino hacia una formación en salud más innovadora y centrada en el futuro.

Escrito por:
Carlos Manuel Cipamocha
Jefe de Educación Virtual de la ECR