En los últimos años, las universidades han comenzado a transformar profundamente sus metodologías de enseñanza. Una de las tendencias más notables es la integración del inglés como una herramienta transversal en cursos de diversas áreas del conocimiento, desde las ciencias biomédicas hasta las humanidades. Esta nueva forma de enseñanza no solo promueve el aprendizaje del idioma, sino que también enriquece el entendimiento profundo de las disciplinas en contextos globales.
Ahora bien, ya no se trata simplemente de enseñar inglés como una asignatura aislada. Hoy, se utiliza como vehículo para explorar contenidos complejos en áreas como la bioquímica, la psicología o la neurociencia. Por ejemplo, en cursos de bioquímica con inglés, los estudiantes analizan artículos científicos, participan en debates especializados y presentan posters en este idioma. Esto les permite desarrollar no solo su competencia lingüística, sino también habilidades de análisis crítico y expresión científica con estándares internacionales.
De igual forma, en el ámbito de las ciencias sociales y de la salud, la psicología se ha entrelazado con la neurociencia bajo una perspectiva bilingüe. Los profesores de la ECR han comenzado a vincular proyectos integradores que combinan el estudio del comportamiento humano con el análisis de procesos cerebrales, todo en inglés. El objetivo es doble: mejorar la comprensión interdisciplinaria de fenómenos complejos y preparar a los estudiantes para un mundo globalizado y competitivo.
Esta tendencia pedagógica se enmarca en el enfoque conocido como Content and Language Integrated Learning (CLIL), es decir, el aprendizaje integrado de contenidos y lengua extranjera. A través de esta estrategia, los estudiantes aprenden ciencia y lenguaje de forma simultánea, favoreciendo la adquisición de conocimientos en contextos reales de uso del idioma. Se potencia así una formación más holística, adaptable y competitiva. La cual apuesta por una educación que prepara para investigar, comunicar y actuar en un mundo donde el conocimiento no tiene fronteras idiomáticas.
Elaboró: Coordinación académica Ciencias Transversales
