El concepto de competencia a lo largo de la historia ha marcado una multiplicidad de definiciones que permite tener un espectro amplio de su origen y desarrollo conceptual. Desde diferentes enfoques, como el pedagógico, psicológico y organizacional, varían ligeramente los significados que responde a las necesidades y objetivos de cada disciplina.
En el contexto educativo, la competencia puede entenderse como el resultado de un proceso formativo que permite al estudiante aplicar sus conocimientos y habilidades en situaciones de la realidad, (Corre,2007) las competencias se interpretan entonces como la base fundamental de los procesos de enseñanza y aprendizaje que articulan el saber con el saber hacer y el saber ser, rompiendo con enfoques tradicionales en busca de impulsar el desarrollo integral, hacia una formación práctica en contextos de situaciones reales.
Desde el enfoque psicológico, la competencia se enfoca en las habilidades y conocimientos internos que permiten a un individuo desempeñarse de forma eficaz en un contexto específico, (Corre,2007) es así como se relaciona con el desarrollo de habilidades como la toma de decisiones, inteligencia emocional, autorregulación.
En el ámbito organizacional, La Organización Internacional del Trabajo (1993) definió la competencia profesional como la idoneidad para realizar una tarea o desempeñar un puesto de trabajo eficazmente por poseer las capacidades y habilidades necesarias para ello, las competencias son aquellos comportamientos que se pueden observar entrelazados con los conocimientos, habilidades y actitudes que permiten a las personas alcanzar los objetivos de rol laboral.
Pese a las diferencias descritas anteriormente, existe un punto común entre todos los enfoques, pues la competencia implica integrar diversos saberes que permiten al ser humano un actuar eficaz, ético y contextualizado. En este sentido, el (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 2006) define las competencias como: “Conjunto de conocimientos, actitudes, disposiciones y habilidades (cognitivas, socioafectivas y comunicativas), relacionadas entre sí para facilitar el desempeño flexible y con sentido de una actividad en contextos relativamente nuevos y retadores”.
Por lo tanto, la competencia implica conocer que se relaciona con la adquisición de saberes teóricos y prácticos, ser desde una identidad ética y saber hacer que implique aplicar los conocimientos en acciones de momentos concretos, (Beneitone,2007) por ello la importancia de formar personas con capacidad de adaptación, de resolver problemas y de actuar a través de un criterio propio, la competencia es en sí, es un proceso dinámico que se construye y se transforma a lo largo de la vida.
Entonces es pertinente preguntarse por qué resulta clave incluir el desarrollo de competencias genéricas en la formación universitaria.
Y es que, en mundo competitivo que constantemente está cambiando, la educación superior tiene el reto de responder a las dinámicas que presenta la sociedad y el mercado laboral. Los conocimientos enfocados en lo técnico y especifico de una disciplina con los retos de la actualidad pierden su relevancia sino se generan espacios de formación integral que le permitan al estudiante enfrentar problemas complejos.
Esto implica el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, la adaptabilidad y el aprendizaje activo y continuo, que son indispensables para que los estudiantes y egresados logren enfrentarse a diversos entornos desde la innovación, colaboración y toma de decisiones.
Es por esto que, la Escuela Colombiana de Rehabilitación “promueve la enseñanza enfocada en el desarrollo de competencias y por tanto la apropiación de conocimientos pertinentes, permitiendo la recuperación y transferencia de los mismos a diferentes contextos” (ECR,2017 p, 19) es decir que la universidad alienada a las necesidades del sector profesional y social busca fortalecer el desarrollo integral de los estudiantes desde la combinación de conocimientos y habilidades en el contexto real.
Así, la educación superior en su proceso formativo de profesionales tiene a su cargo trascender la transmisión de información y enfocarse en formar individuos competentes, creativos y comprometidos, capaces de contribuir activamente al desarrollo social, económico y cultural en un mundo globalizado y en evolución constante.
Finalmente, cabe resaltar que las competencias genéricas van más allá de ser un complemento de la formación profesional, puesto que son la base fundamental para enfrentar los desafíos sociales y laborales de la época. Incorporarlas al contexto universitario permiten mejorar la calidad educativa y contribuye a la formación de ciudadanos con pensamiento crítico, éticos y responsables consigo mismos y su entorno.
Realizado por: Centro de Pedagogía y Aprendizaje
Referencias
Beneitone, P, et.al.(2007). Reflexiones y perspectivas de la Educación Superior en América Latina – Informe Final Proyecto Tunning – América Latina. Tomado de: Tuning América Latina – Reflexiones y perspectivas de la Educación Superior en América Latina – Informe Final Proyecto Tuning América Latina 2004-2007
Corre, J. (2007). Orígenes y desarrollo conceptual de la categoría de competencia en el contexto educativo. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2007. 33 p. Tomado de: documento invest 25 enero 03-2008.indd
Organización Internacional del Trabajo. (1993). Formación profesional y desarrollo de los recursos humanos: Informe del director general, Conferencia Internacional del Trabajo. Tomado de: rep-iv-2a.pdf
Escuela Colobiana de Rehabilitación, 2017, Sistema de evaluación de aprendizaje. Tomado de: file:///C:/Users/paula.cardenasb/OneDrive%20%20Escuela%20Colombiana%20de%20Rehabilitaci%C3%B3n/Backup%20ECR%20Tecnologia/Documents/ARCHIVOS%20ECR/2.%20ECR-DSC-DO002%20Modelo%20de%20formaci%C3%B3n.pdf